Construyendo las pirámides
 

Fragmentos extraídos del libro  CONSTRUYENDO LAS PIRÁMIDES. UNA TEORÍA SOBRE EL TRANSPORTE DE GRANDES BLOQUES DE PIEDRA EN EL ANTIGUO EGIPTO .

En el libro podrán encontrar muchos otros datos, imágenes y argumentos, en los que nos basamos para fundamentar el Sistema de Transporte sobre Bolas de Piedra.



Sistema de Transporte sobre Bolas de Piedra (STBP).


Es difícil no estremecerse al contemplar antiguos monumentos megalíticos, como el de Stonehenge, o los moáis de la isla de Pascua. Cada una de las grandes piedras verticales de anillo exterior de Stonehenge (figura 1, fotografía de la izquierda) mide, aproximadamente, 4 metros de altura y 2.5 metros de anchura. La masa estimada es de 25 toneladas. En la isla de Pascua existen moáis de diversos tamaños: el moái Te Tokanga (figura 1, fotografía de la derecha), que no fue terminado y sigue unido al lecho de roca, mide 21.65 metros y tiene una masa aproximada de 270 toneladas; el moái terminado más grande, y del que se tiene constancia de que, en algún momento, estuvo de pie sobre un ahu -plataforma ceremonial- es el moái Paro: tiene una altura de 9 m y una masa estimada de 85 t (actualmente yace en el suelo). Hace cientos o miles de años estos grandes bloques de piedra fueron transportados por unas personas poseedoras de unos medios tecnológicos rudimentarios. Parecemos incapaces de averiguar cómo lo hicieron. Hemos de mostrar un humilde respeto por aquellas personas cuyo ingenio sigue superándonos. Sin nuestros avances tecnológicos seríamos incapaces de igualar sus obras. ¿Qué sistemas de transporte utilizaron para realizarlas? Los desconocemos, pero parece que la importancia de dichos sistemas radica en la cantidad de masa que permitían desplazar. ¿Realmente, lo más importante de un sistema de transporte es, simplemente, cuánta masa puede desplazarse al aplicarlo? No. En el caso de la antigua ingeniería egipcia, esta característica, por sí sola, es insuficiente.




Figura 1. Es inevitable sentir admiración por las personas que hace miles de años, con gran ingenio y una tecnología rudimentaria, pudieron construir monumentos como Stonehenge (arriba a la izquierda), o más recientemente, los moáis de la isla de Pascua (arriba a la derecha, moái Paro). Imágenes: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Stonehenge_on_27.01.08.jpg ; autor: Mavratti /  https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Moai_Paro_2.jpg ; autor: Jorge Morales Piderit).


Para explicar muchos aspectos del Sistema de Transporte sobre Bolas de Piedra (STBP) utilizaremos, como paradigma, la pirámide de Khufu. ¿Por qué? En primer lugar, porque es díficil que alguien no la conozca. Posiblemente sea el monumento más célebre del mundo. En segundo lugar, por una preferencia personal. Durante miles de años fue el edificio más alto del mundo y, actualmente, sigue siendo el mayor edificio de piedra jamás construido. Hasta ahora nadie ha conseguido explicar, de forma completa e incontestable, cómo pudo ser construida. 

La Gran Pirámide de Khufu (figura 2) está formada con 2.300.000 bloques de piedra [(1), (2)], de una dimensiones altura media de 0.69 m y 2.5 toneladas de masa media. Los bloques de mayor masa son las 43 grandes vigas empleadas para construir el techo de la Cámara del Rey y las cinco cámaras de descarga que hay encima de esta. La masa media de estas vigas es de 56 toneladas, habiendo una cuya masa es de unas 70 toneladas (3). Se estima que la duración del reinado de Khufu fue de 27 años (4). Si este es el plazo máximo para construir la pirámide, hubiera sido necesario colocar en su ubicación definitiva un bloque de piedra cada dos minutos durante ocho horas al día durante los trescientos sesenta y cinco días del año (233.4 bloques al día). El resultado es asombroso. Como es lógico, colocar un bloque de 56 toneladas requeriría mucho más tiempo que colocar un bloque de 2.5 t, por lo que es fácil suponer que el ritmo de colocación de los bloques de masa media (2.5 t) era muy superior a 1 bloque cada 2 minutos. De aquí, podemos deducir que el sistema empleado por los antiguos egipcios para transportar grandes bloques de piedra (GBP) no solamente posibilitaba desplazar grandes masas sino que, además, permitía hacerlo a gran velocidad. La velocidad de transporte no fue un requisito fundamental en la construcción de otros monumentos megalíticos de la antigüedad, como los casos citados de Stonehenge o los moáis de la isla de Pascua, pero si lo es en el caso de la antigua ingeniería egipcia.



Figura 2. Pirámide de Khufu Se estima que la pirámide de Khufu está construida con 2.300.000 bloques. Si se acepta que fue construida en 27 años, el ritmo de colocación de bloques para cumplir este plazo fue de 1 bloque cada dos minutos. Esto evidencia las verdaderas necesidades del sistema de transporte que emplearon los antiguos egipcios: transportar grandes masas y hacerlo a gran velocidad. 

Imagen: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/e/e3/Kheops-Pyramid.jpg 

Autora de la fotografía: Nina.



Como hemos demostrado en nuestro libro CONSTRUYENDO LAS PIRÁMIDES. UNA TEORÍA SOBRE EL TRANSPORTE DE GRANDES BLOQUES DE PIEDRA EN EL ANTIGUO EGIPTO, el transporte de GBP en trineo, ya sea arrastrado sobre rodillos de madera o sobre una calzada, esté lubricada o no, no es lo suficientemente eficiente como para satisfacer el ritmo de colocación de un bloque cada dos minutos. El ingente consumo de recursos (madera y agua) lo descarta. Si descartamos este sistema de transporte, ¿qué sistema de transporte permite satisfacer el ritmo de colocación de bloques necesario para construir la Gran Pirámide? Nosotros proponemos el Sistema de Transporte sobre Bolas de Piedra (STBP).

En la figura 3 mostramos los componentes del sistema de transporte sobre bolas de piedra (STBP). Observamos que el bloque de piedra está montado sobre una estructura de madera, similar a un trineo, y que denominaremos «armazón». Si su forma es parecida a la de un trineo, ¿por qué utilizar otro nombre? Por sus distintas funciones y método de empleo: denominamos «armazón» a la estructura de madera para diferenciarla de los trineos empleados tradicionalmente para arrastrar bloques de piedra. La finalidad de un trineo es deslizar sobre el suelo mientras que la función principal del armazón no lo es, aunque también pueda deslizar. Del mismo modo que diferenciamos, por sus funciones, entre «trineo» y «armazón», también queremos hacerlo entre «patín» y «madero». En el trineo el patín recibe su nombre por su uso de deslizar, de patinar, sobre el suelo. En el «armazón», esos palos no cumplen la función de «patinar», motivo por el que preferimos denominarlos «maderos». Insistimos para que sea recordado: denominamos maderos a los palos largos de los laterales del armazón que se parecen a los patines del trineo, pero que tienen funciones diferentes a estos.


Figura 3. Esquema del sistema de transporte sobre bolas de piedra. Como puede verse en los dibujos, el bloque de piedra (GBP) descansa sobre las bolas de piedra (B) dispuestas sobre la calzada. Las bolas de piedra, al estar posicionadas entre los muros laterales de la calzada (M) y las caras laterales del armazón de madera (A), que está atado con cuerdas (C) al bloque de piedra, solamente pueden rodar hacia delante o hacia atrás. (a) Vista lateral del sistema. (b) Vista frontal. (c) Vista en perspectiva. (Dibujo: Carlos Brú).


En el STBP los grandes bloques de piedra (GBP) se apoyan, directamente, sobre bolas de dolerita convenientemente dispuestas sobre una calzada flanqueada por pequeños muros (la dolerita es un tipo de roca ígnea intrusiva extremadamente dura y resistente, vulgarmente conocida como «granito negro», tiene una dureza mayor que la del granito). Al ser arrastrados, los bloques de piedra deslizan sobre las bolas. Los muros pequeños a los que nos referimos son muros de baja altura que flanquean la calzada. Las bolas se colocan pegadas a los muros de forma que, al avanzar el bloque montado en su armazón, quedan confinadas entre los maderos del armazón y los muros que flanquean la calzada. El desplazamiento lateral hacia afuera de las bolas de dolerita es impedido por los pequeños muros de piedra que flanquean la calzada. La función de estos muros, hasta ahora, no era comprendida (5). A su vez, el desplazamiento de las bolas hacia el interior de la calzada es impedido por los maderos del armazón fijado bajo el GBP. De este modo, las bolas quedan constreñidas entre los muros de la calzada y los maderos del armazón, no pudiendo rodar más que hacia adelante o hacia atrás. Así, los trabajadores solamente deben preocuparse  de empujar o tirar del bloque de piedra para moverlo. Las bolas, una vez que el bloque ha pasado por encima de ellas y quedan libres por la parte de atrás, son recogidas por unos trabajadores que se encargan de volver a colocarlas correctamente por delante, alimentando así el sistema y permitiendo que el bloque vuelva a deslizar sobre ellas. De este modo, con un número muy reducido de bolas de dolerita se puede transportar un GBP tan lejos como se desee, lo cual supone un gran ahorro de recursos materiales y de tiempo. Esta economía de recursos es fundamental y necesaria para empresas de gran magnitud, como eran la construcción de las pirámides en las que se movían millones de GBP. Es muy importante observar que, al no ser arrastrado el armazón sobre la calzada, este no sufre apenas desgaste, a diferencia de lo que sucede con un trineo. En el Antiguo Egipto era vital hacer un gran ahorro de un recurso tan limitado y apreciado como era la madera (6). Este ahorro de madera constituye una gran ventaja del sistema de transporte sobre bolas de piedra (STBP) frente al transporte sobre trineo.


  

EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS QUE JUSTIFICAN EL  STBP:

BOLAS DE DOLERITA Y CALZADAS FLANQUEADAS POR PEQUEÑOS MUROS DE PIEDRA


La condición necesaria que debe cumplir todo sistema que se desarrolle para explicar el transporte de GBP en el Antiguo Egipto es que utilice los mismos elementos tecnológicos que los antiguos egipcios tenían a su disposición. Como veremos a continuación, nuestro sistema se sirve de dos de los medios tecnológicos que los antiguos egipcios tenían a su disposición: bolas de dolerita y calzadas flanqueadas por pequeños muros de piedra. Existen importantes y numerosos registros de estos elementos arqueológicos [(5), (7), (8), (9), (10), (11), (12), (13), (14), (15), (16), (17), (18)].

Es una evidencia arqueológica que los antiguos egipcios empleaban herramientas de dolerita para tallar y extraer piedra de las canteras. La dolerita era empleada para hacer martillos con mango (9) y golpeadores (7). Estos golpeadores eran empleados como martillos de mano, y han aparecido a millares. Podían tener una forma irregular o redondeada. En muchas ocasiones, presentaban una forma esférica casi perfecta. En la figura 4, a la izquierda, puede verse una de estas bolas, y que forma parte de  Las reliquias de DixonLa bola está elaborada en granito gris y es casi esférica. Tiene un diámetro medio de 6.985 cm; su mayor diámetro mide 7.315 cm, y el menor 6.731cm. Arriba a la derecha, en la misma figura, puede verse una de las bolas que utilizamos en nuestras pruebas experimentales. Esta elaborada en granito gris y tiene un diámetro de 10.5 cm. Accediendo al link situado debajo de las imágenes pueden verse las bolas encontradas en el área de la pirámide de Amenemhat I, en Lisht. En esta imagen resulta sencillo descubrir qué bola pudo ser utilizada como rodamiento en el STBP, y cuales fueron, posiblemente, utilizadas como martillos de mano.







Figura 4. A la izquierda puede verse la bola de granito que Dixon encontró en el interior del conducto norte de la Cámara de la Reina (Imagen:  https://commons.wikimedia.org/wiki/File:The_Dixon_Relics_(45853449385).jpg ; autor: Vincent Brown). Mediante el link escrito debajo de las fotografías, puede accederse a la imagen de unos «golpeadores» encontrados en el área de la pirámide de Amenemhat I, en Lisht. Durante mucho tiempo, a estas bolas no se les ha concedido otra función que la de ser «golpeadores». Nuestra teoría sugiere que algunas de estas bolas también podrían haber sido utilizadas con otra finalidad: la de ser utilizadas como rodamientos en el STBP. En la imagen mostrada a través del código link Bolas de dolerita es fácil distinguir cuál de las bolas podría haber sido utilizada en nuestro sistema de transporte y cuáles podrían haber sido utilizadas como golpeadores. La imagen es la representada en la p. 262 de la obra de Arnold, Building in Egypt. Pharaonic Stone masonry (9). Arriba, a la derecha, puede verse una de las bolas empleadas en nuestras pruebas experimentales: está elaborada en granito y su diámetro es de 10.5 cm (fotografía: Carlos Brú).


Han sido rigurosamente documentados numerosos hallazgos de bolas de dolerita en antiguas canteras egipcias de las épocas dinásticas, pero generalmente se ha aceptado que eran utilizadas como golpeadores [(9), (10)], es decir, como martillos de mano para cortar, tallar, y trabajar la piedra. Fue Engelbach quien, durante sus excavaciones en la cantera del obelisco inacabado de Asuán, propuso llamar «pounders» (golpeadores) a estas bolas casi esféricas:

«Estas piedras, que propongo llamar “golpeadores”, son casi esféricas, y varían entre 8  y 13 pulgadas de diámetro [20.32 cm y 33.02 cm, respectivamente], sus pesos oscilan entre 9  y 15 libras [4.08 kg y 6.80 kg, respectivamente]» (7).
El nombre asignado por Engelbach a las bolas de dolerita (golpeadores, a modo de martillo de mano) ya les concede un uso muy específico condicionando, de entrada, e involuntariamente, a los investigadores posteriores a la hora de asignarles otro posible uso. A partir de aquí, quien veía una de estas bolas aceptaba que su uso —exclusivo— era el de ser empleadas como martillos. Según refiere (7), enterró cientos de estos golpeadores para evitar que fueran saqueados por los turistas, lo que indica el gran número de bolas que existían. Engelbach describe bolas con un diámetro de 8´´ y 13´´ (20.32 cm y 33.02 cm, respectivamente) a las que asigna una masa de 9 y 15 libras (4.08 kg y 6.80 kg, respectivamente). Queremos señalar que comete un error en el cálculo de la masa de las bolas. Según Engelbach, las bolas estaban elaboradas con dolerita (a la que asigna una densidad de 2.99 gramos por centímetro cúbico). Para calcular la masa M de una bola de radio r primero calculamos el volumen de la esfera de radio r y multiplicamos por la densidad del material (ρ) con el que está elaborada, es decir:
Aplicando esta fórmula obtenemos que la bola 20.32 cm (8´´) de diámetro tiene una masa de 13.13 kg (y no 4.08 kg), y la bola de 33.02 cm (13´´) tiene una masa de 56.36 kg (y no de 6.80 kg). De haber obtenido el valor correcto de la masa de las bolas, Engelbach, tal vez, hubiera cuestionado que bolas de este tamaño podían ser utilizadas como martillos.  
Arnold (9) refiere la existencia, en muchas canteras, de herramientas de dolerita con forma esférica (bolas), o casi esféricas,y con un diámetro entre 15 a 30 cm, y un peso de 4 a 7 kg, respectivamente, y que solamente podían levantarse con las dos manos. Señala que la bola más grande que conoce tiene un diámetro de 40 cm. Arnold, al igual que antes hiciera Engelbach, comete un error en el cálculo de las masas de las bolas de piedra: las bolas de 15 y 30 centímetros tendrán unas masas de 5.3 kg y 42.3 kg, respectivamente, y no de 4 y 7 kg. 
Existen otros trabajos en el que se cometen errores en el cálculo de las masas de bolas de piedra. Por ejemplo, Kelany et al. (10) estudian 1419 golpeadores de dolerita, de diferentes diámetros, hallados en la cantera de granito en la que se encuentra el obelisco inacabado de Asuán. Por su importancia, reproducimos el texto de Kelany et al.: «Para los golpeadores esféricos, los pesos correspondientes a los tamaños (diámetros) anteriormente mencionados son los siguientes: 5 cm, 0.65 kg; 14 cm, 1.44 kg; y 21 cm, 4.85 kg. Los pesos aumentan exponencialmente con el tamaño, alcanzando los 14.14 kg y 33.51 kg para los golpeadores de 30 y 40 cm de diámetro, respectivamente. Aunque los golpeadores hasta de 15 cm serían lo suficientemente pequeños y ligeros para que un trabajador pudiera sostenerlos con una sola mano, es más probable que fueran utilizados con las dos manos, excepto los más pequeños, dada la forma en que se manejaban los golpeadores, como se describe en una sección posterior. Aunque un golpeador tan grande como uno de 40 cm podía ser levantado por un solo hombre, en la práctica es probable que se necesitaran dos hombres para manejarlos eficazmente» (10)Las masas que asignan a los 1419 golpeadores son erróneas. Han asignado como valor de las masas el que corresponde a su volumen. Para dar el valor correcto de las masas de las bolas les faltó multiplicar el volumen por la densidad. Este error de cálculo hace llegar al equipo a conclusiones erróneas. En la siguiente tabla, se comparan las masas calculadas por Kelany et al. con los valores correctos:

Diámetro de la bola  

Ø1 = 5 cm

Ø2 = 14 cm

Ø3 = 21 cm

Ø4 = 30 cm

Ø5 = 40 cm

Volumen

V1 = 0.065 l

V2 = 1.44 l

V3 = 4.85 l

V4 = 14.14 l l

V5 = 33.51 l

Masa según Kelany et al.

m1 = 0.65 kg

m2 = 1.44 kg

m3 = 4.85 kg

m4 = 14.14 kg

m5 = 33.51 kg

Masa real de la bola

m1 = 0.19 kg

m2 = 4.29 kg

m3 = 14.50 kg

m4 = 42.27 kg

m5 = 100.19 kg

Tabla I. Masa de las bolas, según Kelany et el., y masa de las bolas calculada correctamente. En la fila escrita en color naranja se muestran los valores asignados por Kelany et al. a las bolas de su estudio. En la fila superior y en la inferior a la fila sombreada se muestran los valores correctos del volumen y la masa, respectivamente, de las bolas estudiadas.


Si comparamos los valores de las filas de Volumen y Masa según Kelany et al., comprobamos que el equipo de investigadores ha confundido el volumen con la masa. Un golpeador de dolerita de 15 cm de diámetro tiene una masa de 5.28 kg. Si hubieran obtenido el valor correcto de las masas de las bolas no hubieran llegado a la errónea conclusión de que los golpeadores hasta de 15 cm son lo suficientemente pequeños para que un trabajador pudiera sostenerlo con una sola mano, aun cuando lo más probable es que fueran utilizados con las dos manos. Ya sea cogiéndolas con una mano, o con las dos,  es imposible utilizar bolas de esta masa como golpeadores. Bolas de masas tan grandes debían tener otro uso diferente al de ser utilizadas como martillos para tallar la piedra.

Arnold cita a Junker, quien creía que estas bolas colocadas bajo una gran piedra pudieron ser utilizadas como rodamientos para desplazar la carga. Arnold, declara que «Junker creía que, en realidad, estas bolas de dolerita se utilizaban bajo piedras pesadas como rodillos. Este método parece haber funcionado, como demostraron los exitosos experimentos de Junker. Podemos estar seguros de que los egipcios conocieron este método y lo utilizaban. Pero, ciertamente, no fue el único ni el principal uso de estas bolas de dolerita» (9).

Junker decribe el siguiente hallazgo:

 «Casi en medio de la habitación, algo desplazado hacia el noroeste, había un sarcófago poderoso y sobrio elaborado con granito de Asuán, de 2.38 m de longitud, 1.03 m de ancho, y 0.94 de altura (por fuera), con un espesor de pared de 0.23 m en los lados longitudinales y 0.24 m en los lados cortos, y 0.59 m de profundidad por el interior; su peso es de 4,2 t. También encontramos en el suelo algunas bolas de piedra de dolerita de 0,06 m [6 cm] de diámetro, sobre las que podría haberse hecho rodar el sarcófago hasta su sitio. Como hemos comprobado, fue fácil mover a voluntad la pesada carga [el sarcófago] sobre ellas [las bolas], y los ladrones pudieron valerse de estas bolas del mismo modo» (8).

Realmente, creemos que este texto demuestra que las bolas de piedra tuvieron una finalidad determinada en el movimiento de grandes bloques de piedra.

En el volumen 2 de Excavations at Saqqara. The Step Pyramid (18), Firth y Quibell presentan en la lámina 93 siete fotografías de diversos objetos encontrados en las excavaciones de la pirámide de Saqqara. La fotografía número 7 de dicha lámina (figura 5) muestra diez bolas, nueve de ellas de tamaño parecido y una mucho más grande. En el pie de la fotografía figura el texto «Stone balls for transporting blocks», es decir, «esferas de piedra caliza para el transporte de bloques». En el Volumen 1 puede leerse la siguiente explicación de dicha fotografía: «Esferas de caliza, de 0.10 m a 0.12 m de diámetro, parecidas a los proyectiles de las catapultas de época romana, probablemente usados para mover una piedra sobre otra, como para poner en su lugar bloques cuadrados en una pared». La bola más grande descrita por Firth y Quibell (18) mide 40 cm. Creemos que una bola de semejante diámetro puede ser empleada como martillo.


Figura 5. Lámina 93 del libro «Excavations at Saqqara. THE STEP PYRAMID» (18)de Firth y Quibell. Los autores del libro describen estas bolas como «bolas de piedra para el transporte de bloques».


Lehner y Hawass (1) reconocen que la pequeña bola de  6.985 cm de diámetro encontrada en el interior del conducto de ventilación norte de la Cámara de la Reina puede ser una de las bolas de dolerita utilizadas para golpear, tan numerosas alrededor de Guiza y en antiguas canteras egipcias. Menciona Lehner que «las bolas de dolerita también se han encontrado debajo de pesados sarcófagos en tumbas de Guiza, donde trabajadores las usaban como rodamientos para maniobrar las pesadas arcas en los estrechos límites de las cámaras subterráneas».

Todas estas declaraciones de insignes y prestigiosos arqueólogos, ¿no nos permiten pensar que estas bolas de piedra pudieron ser empleadas como rodamientos en un sistema de transporte, como sucede en el STBP?

 

En la época dinástica del Antiguo Egipto existían, fundamentalmente, seis tipos de calzadas (5) (figura 6).

 


Figura 6. Principales tipos de calzadas existentes en la época dinástica. (a) Alisada despejada; (b) Pavimentada con losas; (c) Pavimentada con escombros (piedras irregulares); (d) Lisa flanqueada por pequeños muros de piedra; (e) Pavimentada flanqueada por pequeños muros de piedra; (f) Rampa para construcción o calzada. (Dibujo: Carlos Brú).


El pavimento de las calzadas mostradas en la figura 6 es irregular, pero pensemos que este es el aspecto que muestran despues de miles de años sometidas a un deterioro continuo. Algo similar sucede con las pirámides. Por ejemplo, las pirámides de Guiza parecen tener un acabado tosco en el que pueden verse los miles de grandes sillares que forman cada una de las hiladas. Las caras de las pirámides presentan un aspecto irregular y escalonado. Cuando fueron construidas, su aspecto era liso y acabado, formado por un revestimiento liso de piedra blanca caliza. Del mismo modo, estas calzadas pudieron tener un acabado cuidado y liso cuando fueron elaboradas, semejante al que mostramos en la figura 7.


Figura 7. Tipos de calzadas propuestos para utilizar el STBP. Hoy en día, las calzadas flanqueadas por muros pueden tener un aspecto tosco e irregular, como el que se muestra en la imagen (a). La calzada ideal para utilizar el STBP, sería una calzada en la que, tanto el pavimento como los pequeños muros que la flanquean, estuvieran enlosadas (b). Pero para aplicar el STBP, no es neceario que todo el suelo que hay entre muros esté pavimentado: es suficiente con que lo esté la pequeña franja que hay al lado de cada muro (c). La construcción más tosca de la parte central de la calzada (marrón oscuro) no impide que las bolas rueden bien sobre las baldosas de la calzada que pavimentan parcialmente la parte contigua a los muros, ya que las bolas ruedan sobre el enlosado escalón lateral. La calzada dibujada en (c) es similar a la que podemos contemplar en la pirámide de Meidum. En la calzada de la pirámide de Meidum puede apreciarse la existencia de un escalón lateral que posibilitaría el rodamiento de las bolas de piedra, que estarían obligadas a rodar entre los maderos de los armazones y la sombra del escalón lateral. En el desierto, aunque la arena pudiera cubrir parcialmente la zona central de la calzada (d) bastaría con mantener despejados de arena los laterales para que la calzada fuera utilizable. (Dibujo: Carlos Brú).


De los seis tipos de calzadas construidas en la época dinástica, dos desconciertan especialmente a los investigadores: las calzadas flanqueadas por pequeños muros de piedra (figura 6. d, y e). La literatura científica relativa a las calzadas flanqueadas por pequeños muros de piedra evidencia, de manera notoria, que la función de dichos muros no es entendida (9). De hecho, la extraña particularidad de este tipo de calzadas fue objeto de atención para los primeros arqueólogos que las contemplaron. Uno de estos arqueólogos, fue Jacques de Morgan, ingeniero civil y arqueólogo. En 1894 encontró, en las arenas del desierto, caminos delimitados por montones de piedras. Declaraba que  «Es difícil decir qué función tenían las piedras reunidas en montones en los bordes de las carreteras, no servían para empedrar las calzadas, ya que estos carriles simplemente se trazaban sobre la arena y ninguna piedra los cubría; más bien, se utilizaron como retenciones para el transporte de los bloques, que probablemente se llevaron a cabo con rodillos. Las arenas del desierto no eran, es cierto, muy favorables al uso de rodillos, pero este inconveniente desaparece si admitimos que disponían sobre el suelo piezas colocadas a lo largo haciendo el papel de los rieles sobre los cuales rodaban los colosos» (14).

Según la arqueóloga Elizabeth Bloxam, «Los medios empleados para mover los bloques de piedra a través de los caminos de la cantera siguen siendo desconocidos. Las calzadas no muestran los signos de desgaste que se esperarían si se hubieran utilizado trineos o carros, su estrechez también tiende a impedir el uso de vehículos con ruedas. Además, en varios lugares, hay piedras que sobresalen [del suelo] bastante, lo que sugiere que las calzadas posiblemente no fueron construidas para que algo fuera arrastrado directamente sobre ellas, sino más bien con algo situado entre medias para hacer una separación entre el transporte y el camino. La ausencia de marcas de desgaste es también un hecho en la calzada de la cantera de Widan el-Faras y ha presentado problemas similares de interpretación (Harrell y Bown 1995: 78-83; Bloxam y Storemyr 2002: 29-31). Además, el propósito de las alineaciones de piedra a lo largo de los bordes de algunos segmentos de carretera sigue siendo desconocida. Recientemente, también hemos visto dichas alineaciones en las canteras de granito del Reino Nuevo en Asuán» (17).

Creemos que este último párrafo es concluyente. Le pedimos al lector que, en este último texto, haga el ejercicio de leer de corrido, únicamente, lo remarcado en negrilla. Al hacerlo, comprobará que, si aplicáramos el STBP, todas las dudas presentadas por la autora citada quedarían explicadas y todos los problemas desaparecerían. Todas estas cuestiones aún no resueltas deberían abrir nuestras mentes para buscar pruebas de un sistema de transporte de GBP diferente a todos los planteados hasta ahora. Queremos remarcar, por su importancia, el hecho de que no existan marcas de desgaste en las calzadas. La propia autora señala que debería haberlas si se hubieran utilizado trineos o carros. Si, supuestamente, no fueron utilizados ni trineos ni carros, ¿cómo pudieron transportarse los grandes bloques de piedra? Sugerimos que pudieron ser transportados sobre bolas de piedra.

El sistema de transporte sobre bolas de piedra (STBP) también ofrece una explicación verosímil y convincente a la función que tenían los pequeños muros de piedra que flanqueaban muchas calzadas egipcias antiguas.


Bibliografía
1. Lehner, M., Hawass, Z. (2017) Giza and the pyramids. The definitive history, The University of Chicago Press.
2. Parra Ortiz, J.M. (2008), Historia de las pirámides de Egipto, editorial Complutense, Madrid.
3. Cabús, A. R. (2008) Pirámides y obeliscos. Transporte y construcción: una hipótesis, Fundación Juanelo Turriano.
4. Tallet, P. (2017) «Les papyrus de la Mer Rouge I. Le « journal de Merer », (papyrus Jarf a et b)», IF 1150 - MIFAO 136 – 2017, ISBN 978-2-7247-0706-9.
5. Bloxam, E.; Heldal, T. (2008) Identifying heritage values and character-defining elements of ancient quarry landscapes in the Eastern Mediterranean: an integrated analysis, Workpackage 8, Deliverable No. 10, QuarryScapes: 78, Chapter 8: the quarry road network in the Gebel Tingar – Gebel Gulab area.
6. Creasman, P.P. (2013) Ship Timber and the Reuse of Wood in Ancient Egypt, Journal of Egyptian History 6 (2013) 152–176.
7. Engelbach, R. The Aswân obelisk with some remarks on the ancient engineering, Library of Alexandria, edición de Kindle
8. Junker, H. (1951) Gîza X. Der Friedhof südlich der Cheopspyramide, Westteil, Vienna: Rudolf M. Rohrer, p.16.
9. Arnold, D. (1991) Building in Egypt. Pharaonic Stone masonry, ed. Oxford University Press.
10. Kelany, A.; Harrell, J. A.; Brown, V. M. (2010), Dolerite pounders: petrology, sources and use, Lithic Technology, Volume 35, number 2, Fall.
11. Chisholm, H. W. (1872) Recent discoveries in the Great Pyramid of Egypt—Ancient Egypt weight, Nature, dec. 26, 1872.
12. Morgan, Jacques de (1985) Fuoilles a Dahchour, Mars-Juin, 1894, Adolphe Holzhausen.
13. Storemyr, P.; Heldal, T.; Bloxam, E.; Harrell, J.A. (2003) 
Widan el-Faras Ancient Quarry Landscape, Northern Faiyum Desert, Egypt: Site Description, Historical Significance and Current Destruction.
14. Morgan, Jacques de (1894) Monuments et inscriptions de l´Égypte Antique, Première serie, Haute Égypte, Tome premier, De la frontière de Nubie a Kom Ombo, ed. Adolphe Holzhausen, Viena, p.64.
15. Bloxam, E. (aug. 2005) Who were the pharaohs´quarrymen? Archaeology International, [S.l.], v. 9: 23-25.
https://www.researchgate.net/publication/269835760_Who_were_the_pharaohs’_quarrymen
16. Kelany, A; Negem, M.; Tohami, A. and Heldal, T. (2009) Granite quarry survey in the Aswan region, Egypt: shedding new light on ancient quarrying, Norges geologiske undersøkelse (Geological Survey of Norway): 91.
https://www.ngu.no/upload/Publikasjoner/Special%20publication/SP12_s87-98.pdf
17. Bloxam, E.; Heldal, T.; Storemyr, P.; Kelany, A.; Degryse, P.; Bøe, R.; Muller, A. (2007) Characterisation of complex quarry landscapes; an example from the West Bank quarries, Aswan, QuarryScapes Report.
18. Firth, C.M.; Quibell, J. E. (1927) Excavations at Saqqara. THE STEP PYRAMID, Imprimerie de l´Institut Français 
d´Archéologie Orientale, Le Caire.

 

 
 
 
 
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